Como decíamos ayer, hoy empieza el viaje. Cruzaremos la
frontera para llegar –después de toda la noche en el autobús- a Yangshuo, un
pueblo de la China rural del que dicen merece la pena admirar sus inmensos y
verdes arrozales. A partir de ahora, la conexión a internet será escasa y mala.
Además, el Gobierno Chino censura sitios como blogger o facebook, por lo que
relatar nuestras vivencias me será más complicado. Aunque lo haré cada vez que
pueda (quizás algún alma caritativa deba publicar mis envíos desde España).
Para llegar hasta Yangshuo no llevamos guía alguna, solo un
papel en el que Ángela nos ha escrito pormenorizadamente cómo llegar, qué ver,
e incluso a quién llamar para que nos oriente en el lugar. Lo mismo que para
Yangshuo, hizo con Lantao, y lo mismo con los sitios chulos de Hong Kong.
Ángela nos ha dejado su casa y nos ha servido la ciudad en bandeja.
Es la hermana de Gabri, y trabaja en la Cámara de Comercio
de España. Estará sólo unos meses, pero si le dejaran hacer, visto lo visto, daría
una vuelta a la imagen de nuestro país. Si en su curro actual se trata de de
ser buen anfitrión y hacer que los
españoles que llegan aquí se sientan como en su casa, ella lo borda. También sus
amigos, en especial Sara, que la ha acogido estos días para dejarnos a nuestro
aire.
Hoy nos ha llevado a comer un filete de ternera en un sitio
europeo. Sin aceites ni cosas crudas. Como digo, nos ha mimado. Nos acabamos de
despedir y ya le echamos de menos. Pero nos veremos en Pamplona. Hasta entonces,
vaya desde aquí un GRACIAS POR TODO.
Que tenga que beberme la cultura china en cuenquitos sin asa es ya un regalo más que suficiente, pero que me dediques (dediquéis, quiero creer) un post, eso no se paga con yuanes ni "honkies".
ResponderEliminarEn esta ciudad de contrastes sabéis que tenéis una admiradora y seguidora fiel de vuestras andaduras.
Disfrutad de la vía!